1.06.2012

Александр

Abocado ante la devoradora sombra que cabalga desde lontananza, indefenso, en su cabeza esboza este concepto:

Cada mínimo espacio de este vasto universo ha sido descrito con tal exactitud que se nos antoja cuasi infinito, quásares condenados a ser dioses entre insectos, cometas sirviendoles de nostálgicos heraldos y un sincero calderero lejos del cenit eterno.

Cabeza arriba, ojos abigarrados y cuerpo maltrecho, Arekasadara tiene en éste su último pensamiento.