Abocado ante la devoradora sombra que cabalga desde lontananza, indefenso, en su cabeza esboza este concepto:
Cada mínimo espacio de este vasto universo ha sido descrito con tal exactitud que se nos antoja cuasi infinito, quásares condenados a ser dioses entre insectos, cometas sirviendoles de nostálgicos heraldos y un sincero calderero lejos del cenit eterno.
Cabeza arriba, ojos abigarrados y cuerpo maltrecho, Arekasadara tiene en éste su último pensamiento.
Cada mínimo espacio de este vasto universo ha sido descrito con tal exactitud que se nos antoja cuasi infinito, quásares condenados a ser dioses entre insectos, cometas sirviendoles de nostálgicos heraldos y un sincero calderero lejos del cenit eterno.
Cabeza arriba, ojos abigarrados y cuerpo maltrecho, Arekasadara tiene en éste su último pensamiento.
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