Si vuelve la calma habrá hojarasca, la flor de lis se marchitará de la nada
el día se verá prófugo de ella y le arengará a la noche que no le espere al alba,
a que reine la paz, de ésa que los avezados temen y los simplones desean en comparsa.
Si vuelve la calma habrá hojarasca, que la garza de plata resista mermada
por favores y azares que la palabra estoica, sólo describa la mínima traza
de alcurnia y alabanza, que de las puertas del paraíso, se vuelva aldaba.
Si vuelve la calma habrá hojarasca, regodéandose pérfida, amenazante...abyecta
de parsimonia al andar, abrumadora como la avalancha, así será su carrera
ferviente de sangre, ferviente de exequias, amaga la vida cuál abstinencia.
Si vuelve la calma habrá hojarasca, que no pueda parar ni un hálito de nobleza,
pues el hermetismo, inconsistencia, falta de voluntad y una ciega obediencia,
abrigará con su bajomanto, a ella, su tierna madre que morirá de extrañeza.
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