Todo tiene una fracción de nuestro tiempo, independientemente de que seamos o no forzados a ello, caminar a las cuatro de la mañana en un camino de piedras, acribillado por un afilado frío y en fila hacia un notorio desgaste ó un desayuno dominical en la cama con la tibieza del sol bañando tu cara.
Pero hay contrastes que favorecerán nuestro arbitrio en perennes memorias existenciales de entre las cuales se erige una sobre los demás, ésa que es la puntilla final. Y es que te invade ésa sensación de extrañeza, porque mas que cualquier tristeza, melancolía, pena, quebranto o tribulación, la última y mas intensa será ella.
Es a ella a quién en este periplo recurro una vez mas, desde ahora y hasta mi final, en mis hermanos y en mi afán de amarlos sentirás que se te va a extrañar.
Pero hay contrastes que favorecerán nuestro arbitrio en perennes memorias existenciales de entre las cuales se erige una sobre los demás, ésa que es la puntilla final. Y es que te invade ésa sensación de extrañeza, porque mas que cualquier tristeza, melancolía, pena, quebranto o tribulación, la última y mas intensa será ella.
Es a ella a quién en este periplo recurro una vez mas, desde ahora y hasta mi final, en mis hermanos y en mi afán de amarlos sentirás que se te va a extrañar.
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