Hay diferentes niveles de martirios, propios y ajenos, consecuentales e incidentales, pero mas allá del sufrimiento causado, yace la tranquilidad con la que la aquiescencia de sus dulces frutos es saboreada.
Quién despliega esa mística tan denotable en voluntades infranqueables merece arder en la peculiar flama de la posteridad.
Quién despliega esa mística tan denotable en voluntades infranqueables merece arder en la peculiar flama de la posteridad.
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